¿Cómo afectan al consumo de nuestro coche las diferencias de temperatura?

Como afecta la temperatura al consumo de carburante

Aunque pueda parecer increíble, nuestro coche no ofrecerá el mismo rendimiento si conducimos en una región de España u otra. Por lo tanto, el motor no desarrollará la misma potencia, según donde nos encontremos. Esto se traduce en un consumo diferente, para el mismo coche e incluso el mismo tipo de carretera. Otra curiosidad es que tampoco rendirá lo mismo si estamos en invierno o en verano, o si está lloviendo o hace un día de mucho sol.

¿Y cuál es la razón de estas diferencias?

Ante todo debemos aclarar que estas diferencias no son muy grandes y que en ningún caso se producen de forma repentina, con lo que es muy probable que no lleguemos a notar pérdidas significativas de potencia, o que tengamos diferencias drásticas en el consumo de combustible.

El principal motivo que origina esos cambios es la cantidad de oxígeno que haya en el aire, porque ese parámetro incide directamente al motor (evidentemente, nos referimos a los motores de combustión).

En lo referente al frío, el motor puede llegar a consumir hasta un 35% más y es debido a dos causas principalmente:

1. La temperatura óptima de funcionamiento de un motor está en torno a los 90ºC y un automóvil aumenta su consumo en un 35% más, hasta alcanzarla. En condiciones normales, esta temperatura la alcanza en unos 5 ó 10 minutos, por lo que mientras más baja sea la temperatura ambiente, más tiempo empleará, con el consiguiente aumento del consumo. Hay que tener en cuenta que circulando en carretera entra más aire en el motor y, por tanto, el propulsor tarda todavía más tiempo en alcanzar la temperatura óptima.

2. La segunda causa está relacionada con la resistencia aerodinámica cuando el vehículo está en marcha. Como el aire es más denso cuanto menor es la temperatura, la resistencia aerodinámica también aumenta. Por ejemplo, según los estudios realizados, la diferencia de consumo entre un vehículo que circula a 5ºC y a 30ºC, es de un 7% de media.

Hay otras causas que propician el mayor consumo, como son la composición del carburante, ya que en invierno se le añaden aditivos que bajan el punto de congelación, pero también hacen que disminuya la capacidad energética de la gasolina, con lo que se necesita mayor cantidad para alcanzar el mismo rendimiento que, por ejemplo, en verano.

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