La acumulación de suciedad en un coche es una cuestión que no solo debe preocuparnos estéticamente ya que puede afectar a la carrocería e incluso el chasis. Este mantenimiento debe ser una prevención de la corrosión y de la seguridad, puesto que existen elementos que sucios nos pueden poner en peligro, como los faros, las escobillas limpiaparabrisas, los sensores, las cámaras… Si vamos a proceder con ese lavado, podemos escoger entre los conocidos túneles o el lavado a mano. Hay serias diferencias entre ambos, tanto para bien como para mal.
Los túneles de lavado son rápidos y cómodos, pero corremos riesgos con la carrocería si sus cepillos no están en buen estado, provocando arañazos. Se trata de cerdas de polietileno que si contienen granos de arena o de suciedad puede desembocar en esos rayones que son evitables con un prelavado. Atiende las indicaciones del túnel, como plegar los retrovisores, quitar la antena, asegurarte que todo está cerrado, etc… Una vez salgas aconsejamos secarlo con pañuelos de microfibras y repasar a mano zonas de difícil acceso. Si detectamos algún daño es importante presentar la correspondiente reclamación, tomando pruebas fotográficas de lo sucedido.
Si nos inclinamos por el lavado a mano en una zona de uso por monedas debemos saber que la carrocería sufre menos, pero que el trabajo será mayor, y probablemente el gasto. Todo debe comenzar con un prelavado de agua a presión que elimine la suciedad superficial, pero sin acercar mucho el chorro, que podría dañar la pintura. Continúa con un enjabonamiento y uso del cepillo. Seguiremos con aclarado y secado a mano para que no queden rastros o marcas del agua. Si existen manchas difíciles debes tratarlas de manera previa con productos específicos. Dedícale unos minutos a los bajos que pueden acumular barro, salitre o restos contaminantes.
Dedicarle un tiempo al maletero, que pude haberse convertido en una leonera, es una buena idea. Saca todos los tratos acumulados y tira los que ya no sirven, o están sucios. Pasa el aspirador, retira la moqueta, la rueda de repuesto (echa un vistazo para que todo esté bien) y repasa que no falten herramientas. En cuanto al interior, pasa el aspirador por todas las zonas y ranuras posibles, por portaobjetos y resquicios. Esmérate con las esterillas con un lavado a presión y repasa los plásticos con un paño impregnado de un producto apropiado. Acabaremos con las llantas mediante presión, rociando antes con un producto desengrasante, eliminando la carbonilla de los frenos. Aprovecha para revisar la presión de las llantas. Los cristales deben lavarse por el exterior con limpiacristales y secarse después con papel que elimine toda la humedad.