Diferencias entre coches de gasolina y diesel

Diferencias entre coches de gasolina y diesel

Estamos acostumbrados más que de sobra a convivir con las dos ligas de coches existentes: los diesel y los de gasolina. Pero quizá no sabemos claramente qué es lo que los diferencia en su funcionamiento, que luego repercute en cuestiones como el consumo o, mantenimiento. De entrada, hay que subrayar que ambos sistemas funcionan con un mismo mecanismo de ciclo de cuatro tiempos, pero la diferencia está en la manera en qué cada uno lo hace, bien distinta.

La clave común de los motores de combustión interna es la producción de una explosión gracias a la inflamación de la mezcla de aire y combustible en el interior de un cilindro. En ambos combustibles esto sucede a una cierta temperatura concreta y distinta en cada caso llamada “temperatura de autoignición”, que imprime su carácter a cada cual. Sin embargo, como sabemos, en los motores de gasolina se usan bujías y en los de disesel no. Esto es debido a que el diésel alcanza esa temperatura gracias a la compresión, de manera que el aire entra en la cámara de explosión y se comprime, generando un aumento de temperatura que le lleva a la autoignición. En ese punto los inyectores insuflan combustible a presión pulverizado y la combustión se produce. Al acelerar en un diésel se varía la proporción aire-combustible que entra a la cámara de combustión. Pisando el acelerador aumentamos la cantidad de gasóleo que entra a través de los inyectores, lo que se traduce en más potencia.

En cambio, en los motores de gasolina, el combustible accede a la cámara de manera conjunta con el aire, y la mezcla es empujada por el pistón, aumentando su presión, pero no hasta el punto de activar la autoignición. Y es que para ello ya están las bujías que, al generar una chispa, prenden esa gasolina que está mezclada con el aire y se produce la explosión. Cuando pisamos el pedal en este tipo de motores entra en juego un elemento único en ellos: el cuerpo de aceleración. Se trata de una válvula cuya misión es abrir y cerrar el flujo de aire que entra en el motor. Al pisar se actúa sobre esa válvula, incrementando la cantidad de aire que accede a la cámara de combustión.

Estos diferentes sistemas nos llevan a dos ratios de presión de trabajo distintos, de manera que las altas presiones a las que se ven sometidos los motores diésel hacen necesaria de ellos una mayor robustez que los de gasolina. Esto cambia por completo el peso de ambos conjuntos.

Hay una cuestión más de interés en el funcionamiento de estos motores: afecta al freno motor. En el motor de gasolina, cuando dejamos de pisar el acelerador la llave de mariposa cierra el flujo de aire y se genera vacío, obteniéndose frenado. En el gasóil, al carecer de cuerpo de aceleración, este cierre de flujo de aire no existe por lo que el proceso es el siguiente: se abren las válvulas para dejar entrar el aire, se cierran las válvulas y sucede la compresión; cuando el pistón llega al punto muerto superior comienza su bajada ayudado por la presión del aire comprimido sin apenas perder energía. Para poder contrarrestar la fuerza generada por el aire comprimido en el pistón, mientras no se pisa el acelerador, las válvulas de escape se abren al tiempo que el pistón baja, dejando escapar el aire y anulando la fuerza que este ejercía sobre el pistón.

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